El quinto día del Dakar fijó residencia en el altiplano boliviano, en el que los organismos se aclimataron, pero la fatiga y la lluvia fueron la vedette de la jornada. La gran variedad de terrenos colocó a esta etapa al nivel de los estándares más exigentes, con dunas que complicaron la parte final de la especial y las lluvias que obligaron a acortar el trayecto.